Siempre, durante siglos, han estado entre nosotros sin siquiera darnos cuenta de ello.
Los señores de la noche o, simplemente, vampiros han existido desde el comienzo de los tiempos, quizás, gracias al mito de Caín, aunque nadie lo sabe con exactitud. Y ellos, quiénes están para proteger a los que son presas fáciles para los “chupasangres”; los licántropos o metamorfos que aparecen cuando un vampiro anda cerca, que nacieron gracias a una transformación súper natural de sus ancestros, uniéndose, espiritualmente, con los lobos.
Ambos son enemigos por naturaleza. No se soportan a causa de rencillas pasadas y no descansarán hasta ver que el otro sea exterminado pero, vampiros y licántropos, se necesitan mutuamente para existir y estas criaturas son tan diferentes y tan parecidas pero su odio no les permite darse cuenta de ello.

Pero no todo tenía que ser malo, no todo tenía que seguir como en sus comienzos, el odio no podía dominar a ambos seres.
El cambio partió por una alianza para salvar a un simple pero no menos importante humano, quién había roto todo lo establecido, involucrándose con un vampiro. Así es, hablamos de Bella Swan; por ella, el ejército de neófitos fue creado para, exclusivamente, matarla, así saciando la sed de venganza de la cruel Victoria pero su amor eterno, Edward Cullen, no se quedó de brazos cruzados y la protegió, él y toda su familia. ¿Pero qué tienen que ver los lobo en todo esto? Pues mucho. Jacob Black, un licántropo amigo de Bella –que por supuesto, estaba enamorado de ella- quiso ayudar a defenderla, creando de por sí, una unión un tanto estable entre licántropos y vampiros que duró hasta que todo ese embrollo se solucionó. La discordia ya no era tan notoria en ese entonces…

Un sinfín de situaciones ocurrieron después de ese encuentro: un matrimonio, un embarazo inesperado que ponía en alerta a los licántropos. La, ya inexistente, alianza pasó al olvido y ellos planearon un ataque contra sus antiguos aliados pero el mismo licántropo que ayudó a esa joven humana, se reveló contra los de su propia especie para proteger, otra vez, al amor de su vida. Esa unión que se había roto por un extraño ser que venía en camino se fortaleció y se mantuvo así hasta el nacimiento de la criatura: Renesmee.
Ella, de una forma u otra, puso un término a la disputa entre vampiros y lobos. Jacob Black se había imprimado de la pequeña híbrida y no había posibilidad alguna en hacerle daño, ni en atacar a los vegetarianos. Pero no todo quedó ahí; la enemistad desapareció y la alianza se fortaleció a un punto máximo, dónde licántropos y vampiros podían vivir pacíficamente y eso quedó demostrado cuando los Vulturis quisieron “hacer justicia” contra los Cullen y su pequeña nueva integrante. Salieron victoriosos, tanto en la “batalla” como en la convivencia. Sus diferencias habían quedado atrás.

Pero, ahora surge dos interrogantes: ¿Y los humanos dónde están? ¿Se han dado cuenta del mundo misterioso y completamente siniestro que los rodea? Por fortuna, no. Aún no se percatan de que ellos no son el centro del universo y es porque, tanto vampiros como licántropos, mantienen sus identidades ocultas, y eso también incluía a los híbridos en el asunto.
Ellos podían vivir tranquilamente entre los mortales, como si fueran uno de ellos, pasando desapercibidos-en cierta forma- ante los débiles sentidos de los humanos pero habían sospechas, siempre las hubieron. Y eso más se intensifica ante la llegada de una persona, una que desestabilizaría el orden que tenían aquellos vampiros de ojos dorados; Renée. A pesar de ser una simple mortal, un ser común y corriente, podía darse cuenta que su hija Bella había cambiado, podía percatarse de que algo extraño ocurría pero la duda era “¿por qué?”. Ahora, el secreto debía permanecer cada vez más oculto, cada vez más invisible, pero era complicado...

“Efecto placebo” (del latín placere, que significa complacer) se denomina al fenómeno según el cual los síntomas de una dolencia pueden mejorar con una “falsa” terapia. La persona en cuestión, cree que a través de un tratamiento ha sido curada. Motivación, se hace pensar a la gente que han conseguido lo que quieren mediante un placebo, lo cuál es totalmente falso y es netamente psicológico.

Tiranía, parece que estuvieran en la época clásica, parece que volvieran a estár establecidas las distintas polis en un poder legislativo, en una constante anarquía, en caos, odio, parece que todo lentamente se ha convertido en una Guerra Fría, como si hubieran cientos de criminales falsos pagando por cosas que a ojos de cualquiera serían sentencias falsas e injustas. Falacias, testimonios y pruebas sin argumento, sin fundamento válido, fuera de realidad, increíblemente despreciables. Los Vulturis han sobrepasado los límites de muchas maneras. Son los más antiguos, son la realeza, son Le Ley y las reglas que se han impuesto sobre todos, acabando así con quienes han roto las normas, cualquier osado que mostrara indicios de hacerlo fue sometido a un modelo de Ostracismo, destruyendo así esa mínima corrupción, imponiendo un sistema de defensa para su poder. Es un hecho, es algo tan factible como las cosas materiales mismas, no hay quién pueda hacerles frente, ya no quedan fuerzas para luchar contra ellos. Los vampiros están resignados... El miedo, el orgullo, la impotencia, la furia. Todo eso reflejado en miles de ojos rojos y dorados, hambrientos de algo que no lograrían obtener, y en el fondo, cada uno estaba consciente de ello, lo intuían y aún más, lo podían palpar.

Notando el repentino aquejamiento de la comunidad, los Vulturis han decidido aplicar un placebo, haciéndoles creer a todos que ahora están libres de malas sensaciones, parchando y entregándoles a través de trucos eso que les haría pensar que han logrado lo que querían, disminuir su imperio, su monarquía obsoleta. Mentiras. Nadie se ha curado, es una enfermedad que permanece allí, estancada como si de un latoso mal tráfico se tratara, con peores ejemplos y peores resultados. Ignorancia. ¿Y ahora? Ahora los Vulturis han recuperado el enaltecimiento, han hecho “su trabajo”. Una vez más, han timado a los de su especie, y estos, han caído. Actuando como partidarios de alguna medicina alternativa medianamente esotérica basadas en el poder de sanar de la mente mediante una sustancia no factible que ha hecho que miles de vampiros calmen sus cavilaciones. Que olviden por un momento lo que alguna vez les causó rechazo y rabia. ¿Olvidar? Eso es lo que creen...

Una meta metáfora, es una metáfora para explicar las metáforas. En lo que consiste una metáfora es en pasar desapercibida por el consciente. Así como el Caballo de Troya, el arte de la persuasión. La persuasión consiste en sobrepasar, traspasar o rodear si atravesar el factor crítico de las personas.
La persuasión se fundamenta en el poder de la palabra, consiste en crear cambios en la mente de los demás sin que ellos sean conscientes de que estos cambios están ocurriendo. Uno de los primeros pasos es aprender a usar las palabras correctas.

Todo parece estar en calma, todo parece salir tal y como se estaba planeado y previsto, las aguas están tranquilas y el mundo también, sin embargo, hay personas que espían, hay personas que pasan camufladas a los ojos de otras ¿Cómo? Confiándose de un contenedor que encierra el verdadero motivo, una persona en particular. Esa que ha sido testigo de cada palabra injuriosa, de cada movimiento letal, de cada mirada certera. Nadie jamás sospechó de ella, de la que fue atrapada para reemplazar y que posteriormente aguardaba a las reina. Ella, que jamás se ve, aquella que en silencio observó todo y que en realidad, no pertenece al lugar en dónde está. Cinco letras; Corin. El arte de la persuasión está en su don. Satisfacción adictiva, mantiene contentos a cada uno de los miembros de la guardia y la realeza, escondiendo sus intenciones, ocultándolas para luego apuñalar e irse con sus verdaderos compañeros, con aquellos por los que ha sacrificado su no-vida desde el comienzo, por ese plan que, ha funcionado después de todo. La situación está apunto de explotar, un error, un mínimo y diminuto error ha dejado al descubierto la identidad de la muchacha. Ahora debe huir, volver al lugar en el que supo que debía hacer. Pronto estallará una guerra silenciosa, pronto todo saldrá a la luz...

Resistir, del latín resistere: Significa mantener las cualidades propias a pesar del paso del tiempo o de otros agentes perjudiciales.

En el año 2011, en la gigantesca y respetada ciudad de Volterra, los vampiros de la guardia hacen su ronda de todos los días, caminando por cada calle, observando a cada uno de los individuos que por allí transitaban, ¿para qué? Para proteger a los reyes de supuestos enemigos que quieran causarles algún mal pero… No saben que ese enemigo está en sus propias filas, espiando cada decisión que los líderes tomaban pero no sospechaban de ella, no, Corin era astuta y no dejaría que eso ocurriera… Pero, algo malo falló en sus cálculos; un movimiento en falso, una salida poco común fue lo que hizo que Chelsea y su pareja, Aftón, sintieran curiosidad por la vampiresa. No le tomaron mucha importancia al comienzo pero no le quitaron la mirada de encima, prácticamente, tenían sus ojos puestos en Corin.

La pareja se mantuvo expectante de cada una de las acciones de la chica. Dejaron pasar los días, las semanas, los meses para poder encararla cuando ella cometió un error; ambos la siguieron pero no lograron descubrir a dónde se dirigía, aún así, la interceptaron y la acorralaron, provocando en la muchacha algo de pánico. Chelsea la observó durante unos segundos y la soltó, musitando una simple pero acusativa palabra: “Traidora”. Ella y Aftón intentaron capturarla pero Corin huyó, corriendo, alejándose del castillo mientras que Chelsea y el vampiro iban a dar aviso a sus amos. Traidora, los Vulturis tenían una desertora en sus filas.

La ex-Vulturi continuó su escape, cruzando toda Europa llegando hasta el Océano Atlántico. La joven no podía ir a un aeropuerto, ya que sabía que los Vulturis la atraparían antes de que siquiera subiera al avión; su única ruta de escape era el mar. Allí nadó, grácil, ágil. Cruzó el océano llegando al continente norteamericano, dirigiéndose al mismo lugar que había visitado hace cuatro años con toda la guardia.
Una noche, volvió a Forks, ese lluvioso y pequeño pueblo donde se reunió con esa familia de ojos dorados, los Cullen. Todo tenía que ser rápido, ellos podían enterarse pronto de la traición.

Su lugar de encuentro era la mansión del aquelarre de Olympic. Carlisle había ofrecido su hogar para que la Resistencia se reuniera y planearan sus estrategias, con Anastasia, Axel y Frederick a la cabeza, todo eso incluía sus futuros ataques contra la monarquía de los Vulturis; revelarse contra ellos era lo que los vampiros debían hacer y tenían, ya, a varios aquelarres apoyándolos y sumándose a la causa, inmiscuyéndose incluso, licántropos. Los Denalí se veían fuertemente involucrados en el problema, ya que Garrett –pareja de Kate- era uno de los principales líderes de la Resistencia junto con los Rumanos que, sí o sí, quieren ver a los Vulturis caer. Los del Clan Irlandés también se unieron, potenciando más al grupo con Siobhan y Maggie. Desde las Amazonas, la salvaje Zafrina dio su apoyo y su don, el cuál sería muy útil en la batalla pero no sólo ella llegó, también Benjamín y su pareja Tia, a pesar de que su líder –Amún- no haya estado de acuerdo.

Cuando Corin llegó, avisó a los aquelarres del problema que se había causado. Los vampiros estaban en alerta roja, debían prepararse contra los Vulturis y su numerosa guardia. Estaban conscientes de que la guerra estaba cerca y que esta estallaría en cualquier momento dejando variadas consecuencias, las cuales estarían dispuestos a tomar con tal de obtener su libertad.

Ahora… ¿A quién apoyarás? ¿A los Vulturis o a La Resistencia?